*Julián Monge-Nájera
Justo para el 150 aniversario de la publicación de El origen del hombre, de Charles Darwin, la prensa británica informa que el gobierno conservador de Boris de Johnson ha elevado el alquiler de Burlington House, edificio que ocupan las sociedades Geológica, Linneana y de Anticuarios1. Fue justo allí donde, en 1858, se dio la primera lectura pública de los artículos de Charles Darwin y Alfred Wallace sobre la evolución por selección natural.
Parece una broma cruel del destino, que precisamente en plena pandemia de COVID 19 —y aniversario de una obra clave de la historia científica— el gobierno británico, alegando que “pagan rentas muy inferiores a las tasas de mercado del centro de Londres” les subiera el alquiler un 3.000% entre 2012 y 2021 (a £ 130,000). El informe agrega que las sociedades han estado allí desde 1854 cuando el gobierno de la reina Victoria construyó las instalaciones específicamente para uso de las sociedades científicas. Irse a un lugar más apartado y barato implicaría enormes costes y riesgos para transportar debidamente 40.000 objetos y 130.000 libros de gran valor cultural1.
¿Por qué el gobierno de Johnson insiste en este cobro, aun con oposición de su propio partido (por ejemplo, el parlamentario conservador Tim Loughton)?
Hay diversas posibilidades: la primera es que Johnson sea el típico burócrata ignorante que no ve más allá de su propia nariz; pero esto es poco probable, Johnson es un hombre de reconocida cultura y vivió en carne propia el ser salvado por la tecnología, hija de la ciencia, cuando en abril de 2020 recibió cuidados intensivos por el virus COVID-19. Otra posibilidad es que piense que estas sociedades pueden pagarlo, tema que era fundamental e inexplicablemente no se menciona en el informe periodístico. Otra, entre muchas más, que esté tan ocupado con el Brexit que no esté atendiendo estos “detalles”.
Lo que queda claro es que, en la práctica, este gobierno no está a la altura de los viejos gobiernos británicos, los cuales comprendieron tempranamente el poder de la ciencia y usaron la biología aplicada para establecer colonias en gran parte del mundo2. Y en esos tiempos no se quedaba atrás la iniciativa privada, que desde antes de Joseph Banks entendía muy bien que el avance del conocimiento requiere financiamiento y apoyo material3. Si Wallace y Darwin aun vivieran, serían los primeros en recordárselo al siempre despeinado don Boris.
NOTAS
* Laboratorio de Ecología Urbana, UNED, Costa Rica; julianmonge@gmail.com.
1 McKie, R., Helm, T. (2021). Under threat: the birthplace of Darwin’s historic theory. The Guardian, Londres, 28 de febrero, https://www.theguardian.com/science/2021/feb/28/under-threat-the-birthplace-of-darwins-historic-theory
2 Brockway, L. H. (1979). Science and colonial expansion: the role of the British Royal Botanic Gardens. American Ethnologist, 6(3), 449-465.
3 Gascoigne, J. P. D., Tranter, N., & Gascoigne, J. (1998). Science in the service of empire: Joseph Banks, the British state and the uses of science in the age of revolution. Cambridge University Press.