La tecnología como sistema (III)

Las implicaciones sociales de la Cuarta Revolución Industrial

*Celso Vargas Elizondo

Retomaremos en las perspectivas que siguen el carácter sistémico de la tecnología, enfatizando lo que se ha estado planteando a nivel de organizaciones mundiales y gobiernos, referente a la relevancia de que la ética sea incorporada como una parte estructural del desarrollo tecnológico de esta cuarta revolución industrial.  De esta manera el desarrollo tecnológico debe responder a estándares éticos.  Pero antes de indicar la manera cómo se está elaborando este componente estructural, es necesario poner de manifiesto algunas de las implicaciones sociales de esta nueva revolución industrial.

Realmente, no hay ningún ámbito de la vida social e individual que no resulte afectada de manera directa o indirecta por estos nuevos desarrollos tecnológicos.  Sin embargo, hay situaciones buen configuradas que nos permiten tener una idea algo clara de las implicaciones sociales de estas tecnologías disruptivas. Nos centraremos, de manera muy breve, en dos ámbitos en los que se visualiza un impacto realmente significativo: los sistemas de seguridad social y el empleo.  Desde luego ambos están fuertemente relacionados y la separación es más bien metodológica.

Los sistemas de seguridad social (atención médica, jubilaciones, seguros, impuestos, seguridad en los ingresos, para mencionar algunos de sus elementos), han sido el resultado de luchas realizadas por los y las trabajadoras durante más de un siglo y medio.  Consideramos estos sistemas como un logro social importante y como una contribución para alcanzar un mundo mejor para todos y todas.  Sin embargo, hemos visto emerger una serie de nuevas tecnologías que crean “enormes huecos” en estos sistemas.  Pensemos en las plataformas Uber y Lyft. Como ha indicado Klaus Schwab, nunca antes en la historia una empresa ha tenido adscritos tantos vehículos a nivel mundial sin tener uno solo propio.  Como se sabe estas plataformas surgieron inicialmente con la finalidad de optimizar el uso de vehículos haciendo que sus propietarios(as) obtuvieran algunos ingresos adicionales complementarios al de su trabajo habitual. Pero en numerosos países se han convertido en la única fuente de trabajo para un gran número de personas.  Son millones de personas alrededor del mundo que se dedican a brindar estos servicios.  Estas plataformas permiten un trato más cercano entre el proveedor del servicio y el usuario, brindando la oportunidad de que el usuario seleccione el tipo de vehículo que desea contratar.  Igualmente, le permite identificar al conductor y otras formas de interacción entre la plataforma y el usuario, así como aplicar descuentos y otros beneficios en función de la frecuencia en el uso del servicio. Finalmente, el pago con tarjetas y desde el móvil suponen una gran facilidad para el usuario.  Las ventajas, como se ve, son muchas.

Se trata de una nueva forma de empleo pero que no cumple con las condiciones del sistema de seguridad social: en muchos lugares la plataforma no paga los impuestos, no paga el seguro social y tampoco hay contribución para las pensiones.  Las ganancias para estas plataformas son enormes, rondan el 30 % del valor del servicio. Se promueve la informalidad del empleo con serias consecuencias para el sistema de seguridad social.  No solamente el sistema deja de percibir contribuciones, sino que al concluir la vida laboral,  estos y estas trabajadoras no tendrían jubilación como los demás.  Desde el punto de vista de la seguridad social los costos de la jubilación deben ser asumidos por el estado y por los contribuyentes del régimen.  

Sin embargo, esta situación que estamos enfrentando se profundizará de manera drástica con el advenimiento de los vehículos autónomos o sin conductor. Estos vehículos y la infraestructura que se instalará, hará posible que los servicios de transporte se ofrezcan sin que medie ninguna persona.  Las ventajas de los vehículos autónomos para el transporte como taxi son enormes ya que estarían disponibles las 24 horas y los 365 días al año. Se reducirán los costos del servicio, los incidentes como asaltos y otras situaciones que comprometen la seguridad de las personas en el sistema tradicional (que el conductor se quede dormido y otros errores en la conducción).  Pero aquí se agrega una nueva consecuencia: el desempleo al cual haremos una breve referencia más adelante. 

Pero Uber y Lyft son solo un ejemplo de este vertiginoso proceso de transformación al que estamos asistiendo. AirBnb está impactando la forma tradicional de los alojamientos, ofreciendo nuevas opciones a los usuarios, adaptadas a los distintos presupuestos y gustos.  Lo mismo observamos en las nuevas plataformas de comercio electrónico como Alibaba la cual no cuenta con un solo inventario propio sino que conecta a miles y miles de otros establecimientos reduciendo los costos, el número transportes tradicionalmente requeridos para las mercancías, así como los tradicionales puestos de venta en las ciudades y en los pueblos. Estos procesos se acelerarán en los próximos años.

La introducción de la robótica y de otros desarrollos en inteligencia artificial en los procesos productivos, de servicios y la introducción de nuevas formas de realizar transacciones, para mencionar tres ejemplos, producirá un desplazamiento realmente significativo en los puestos de trabajo.  Sólo Japón estima que el 50 % de los trabajos actuales habrán desaparecido en el año 2050. Una situación similar se espera en Europa con un desplazamiento del 45 % de los empleos actuales ya en el 2025, según estimaciones.  Este será un fenómeno que se repetirá, con consecuencias mayores o menores, a nivel de todo el globo.  Esta situación comprometería fuertemente importantes metas sociales establecidas por todos los países.  La situación es más dramática en Centro América, según un informe del Banco Mundial de mayo del 2018.  Según reporte publicado por Elsalvador.com, en Guatemala y El Salvador el 75 % de empleos actuales son susceptibles de ser automatizados, en Costa Rica un 68 %, en Panamá y Nicaragua un 65 %.  Esta situación no es diferente del resto de América Latina.

Este proceso de sustitución iniciará con aquellos empleos en los que se aplican procesos rutinarios como los presentados de noticias, una parte importante del trabajo de los abogados, los contadores, los operadores de bolsas de valores, el trabajo de médicos, el personal de restaurantes y los choferes a los que ya hicimos referencia.  Pero también veremos la irrupción de poetas y diseñadores artificiales, realizadores artificiales de determinados trabajos científicos, los preparadores y despachadores automáticos de comida rápida, así como robots para diagnóstico y mantenimiento de distintos procesos industriales y de servicios.  Pero serán muy valorados los puestos relacionados con temas robóticos, de programación, fabricación y mantenimiento de sensores y móviles. En este escenario, hay consensos de que se crearán nuevos empleos y que muchos de los estudiantes que están iniciando la universidad posiblemente trabajen en empleos diferentes a aquellos para los que fueron formados.   Se crearán nuevos empleos, pero no en las cantidades que se requiere para lograr las metas de erradicación de la pobreza y la generación de empleo para todos y todas. Las tecnologías son tan disruptivas y, al mismo tiempo, fascinantes, que merecen ser estudiadas con más detalle desde distintos ángulos.   Nos hemos limitado a pocos ejemplos para ilustrar lo que ya está sucediendo ya y que se intensificará en los próximos años.