Teoría de la argumentación

*Álvaro Carvajal Villaplana

  1. Teoría y enfoques de la argumentación

La teoría de la argumentación se ocupa de la elaboración y análisis de modelos normativos para la argumentación, es decir, de propuestas más o menos sistemáticas y comprensivas para distinguir entre la buena y la mala argumentación. 

Estas teorías son de reciente aparición, pero hasta el momento no existen métodos experimentales propios sobre el qué es argumentar bien y su relación con los temas tradicionales de la filosofía de justificar, etc.  Si bien, la labor filosófica -en parte- consiste en producir y evaluar argumentos.  Los estudios sobre argumentación son más bien una propuesta metodológica

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EL ARGUMENTO

*Álvaro Carvajal Villaplana

Cuando se hace la pregunta ¿cómo armar un argumento? se está en el ámbito de la lógica informal, puesto que se trabaja con el lenguaje cotidiano y no formalizado.  Existen varias acepciones de la noción de argumento, no todas ellas son compatibles, y a veces dichas nociones solo recogen algunos aspectos.  En esta Nueva Perspectiva se presenta una primera aproximación a dicho término.

El argumento -así como la argumentación- puede ser entendido como disputa, a veces se dice que las personas “tienen un argumento”, para referirse a una discusión verbal.  Honderich, en el Diccionario Oxford de Filosofía (2001)presenta esta aceptación, lo mismo el Webster’s New Dictionary.  Pero, tal sentido llano no representa realmente lo que es un argumento (Weston, 1987/1997, 1); ya que refiere a la guerra y la confrontación.  Empero, existen muchos contextos de argumentación -en tanto acato de hablar- en los que los argumentos no remiten a la disputa, la confrontación o la guerra.

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El telescopio y la astronomía.  Un diálogo de Kepler con Galileo.

Guillermo Coronado

– I –

De manera breve, consideremos en este breve ensayo los contactos de los dos grandes de la nueva astronomía heliocéntrica en la primera mitad del siglo XVII,  contactos que se iniciaron a fines del siglo anterior, pero que nunca llegaron a conformar un diálogo pleno entre ambos, un diálogo entre iguales, dado que Galileo no aceptó los planteamientos keplerianos en la trasformación de la astronomía, pero que en el caso del uso del telescopio en la investigación astronómica fue lo más cercano que pudo ser.  

         El primer contacto se dió como resultado de la carta de Galileo a Kepler agradeciendo el libro Misterio del Cosmos, en que se limita a señalar que le entusiasma que Kepler acepte el copernicanismo, cosa que él también hace, desde hace algún tiempo. Galileo apunta que ha realizado aportes significativos a la defensa del heliocentrismo de Nicolás Copernico.  Pero no hay respuestas ulteriores a pesar de alguna insistencia del astrónomo alemán.  Y mucho menos a la solicitud de Kepler que Galileo realice algunas observaciones astronómicas dado que él carece de los instrumentos necesarios.  Y es obvio que Kepler mostró ausencia total de prudencia cuando le recomienda a Galileo que si es difícil defender el copernicanismo en Italia, se traslade a Alemania para gozar de mayor libertad.  Galileo era en ese entonces profesor de Matemáticas en la Universidad de Padua, no un simple profesor de un oscuro seminario de Graz, en una región de Austria.  Cierto es que una cátedra de matemáticas no es parte de las principales cátedras de una universidad europea en ese tiempo, pues las disciplinas fundamentales eran el derecho, la medicina, la filosofía y la teología..  Pero Galileo pertenecía a la Universidad de Padua, de las más emblemáticas universidades italianas y la joya de la República de Venecia.  Por ello la mera sugerencia que abandonase Italia y viajase al norte, a Austria, era una afrenta sin duda.  Por ello, suponemos, de parte de Galileo únicamente hay silencio.

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Leibniz: sexo, reproducción y el origen de las almas

*Álvaro Carvajal Villaplana

En Nuevos ensayo sobre el entendimiento humanos (1703-1704/1992), en el Capítulo XXVII, “Qué son la identidad y diversidad”, Leibniz en unas pocas líneas hace un planteamiento interesante sobre el origen de las almas. Él ubica este asunto en el contexto del sexo y la producción de los animales y las plantas. El tema es llamativo porque considera la importancia que tienen tanto los machos como las hembras en la reproducción, en analogía con la reproducción humana, aunque habla de otras formas de reproducción. Igualmente, llama la atención la adjetivación de la noción de género en tanto género masculino (referido a los animales). Alguno de los casos que presenta resultan dudosos.

En la discusión sobre lo que se considera hombre, Filaletes introduce en el debate la noción de raza, tanto en cuestiones teológicas como en otras circunstancias, así afirma que 

[…] en los animales la propagación con base en emparejamiento entre macho y hembra, y en las plantas por medio de la simiente, siempre mantiene las especies supuestas reales distintas y en su seguridad. Pero eso solo serviría para determinar las especies de los animales y los vegetales […] (369). 

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Leibniz: los niños no son esclavos ni propiedad de los padres

*Álvaro Carvajal Villaplana

Leibniz usa ejemplos de casos y situaciones de niños en sus escritos, con el propósito de  ilustrar sus principios, su metafísica y los aspectos más prácticos de su filosofía. Un tema que resulta de interés de rescatar es la defensa que hace de la niñez, se trata de un tema que actualmente es más común: los padres no son dueños de sus hijos. Algo que ha sido declarado por la Convención de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.

  Un texto especialmente relevante es Meditación sobre la noción común de justicia (1703), el cual refiere a lo bueno y lo justo, aseverando que la bondad y la justicia de Dios no son arbitrarias. A este respecto, Leibniz indica que Dios no puede condenar a personas inocentes, es el caso de los niños muertos sin bautizar; en contraste, con aquellos que creen que serán arrojados a las llamas eternas, tienen una mala comprensión o una idea limitada de la bondad y la justicia de Dios.

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Leibniz: de la profetiza que fue considerada bruja

*Álvaro Carvajal Villaplana

En un intercambio de correspondencia entre Leibniz y Sofía se expone el caso de una joven profetiza (Carta del 13-23/11/1691, 2019), el que ellos intentan comprender, Leibniz defiende a la joven, ya que “[…] hay gentes que la juzgan muy frívolamente y creen que habría que enviarle lo más pronto posible a las aguas de Pirmont”.  Leibniz cree que el asunto de la posible profecía es algo natural, y que se ha magnificado, aludiendo a una carta sellada del Sr. Schot, en la que se pretendió que la mujer respondió a su contenido sin abrirla, por que Dios le dictó las respuestas. Él afirma que el espíritu humano tiene muchos recursos, los cuales no conocemos bien (85).

Él indica que ante tales casos se ha de tener prudencia, ya que “[…] cuando aparecen personas así, en lugar desmañarlas y quererles cambiar, habría que conservarlas más bien en esta hermosa situación, como se guarda una rareza o una pieza de laboratorio. Para discernir las percepciones verdaderas de las imaginaciones, entre las que incluso las visiones y los sueños, solo poseemos dos medios […]” (2019, 85-86). La joven no debe ser comparada con otros profetas, aunque ella cree a Jesucristo ante su vista (87). Según él no se pueden hacer predicciones de futuros inciertos. Filosofa sobre profetas auténticos e imaginarios y compara estos asuntos con la astrología y los horóscopos, las que son puras tonterías (90). En una respuesta de Sofía a Leibniz (Carta 3, 15/25/1691, 92), le indica que ella ha “[…] encontrado todo cuanto me escribís conforme a mi propio juicio, que me siento contenta de haber pensado lo mismo […]; pero no lo habría explicado en forma tan atractiva como vos lo hacéis […]” (92). En la Carta 4 (20-30/1691) Sofía le escribe a Leibniz que “[…] como la madre de esta niña, cuando estaba embarazada, había decidido conságrala al Señor, la fuerza de la imaginación debió operar sobre la niña” La madre proyectó sobre sus hijos (94).

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Un intercambio de opiniones que genera un libro y un gran debate

Guillermo Coronado

Galileo por J. Sustemans 

Un contexto personal.

Al gestionar Galileo Galilei su traslado desde Padua a la ciudad de Florencia, capital del Ducado de Toscana, luego de su enorme éxito con los descubrimientos astronómicos anunciados en su Mensajero de los astros, 1610, en particular con las “lunas mediceas”, prometió que su presencia en la corte de los Medici enriquecería su brillo en virtud de sus novedosos aportes como matemático y filósofo.  De allí su insistencia en el título de “primer matemático y filósofo”.  Por supuesto que debe entenderse su solicitud al título como la de un practicante de la Filosofía natural o ciencia de la naturaleza.  No la de un lógico o metafísico como correspondería a un profesional de la filosofía preparado y titulado por las universidades de ese entonces.  

Y la primera instancia de la innovadora presencia de Galileo se manifiesta en 1611, en reuniones de cortesanos y académicos y culmina en 1612, fines de mayo, con la publicación de su primera obra física, conocida por analogía con la de Arquímedes como, Discurso sobre la flotación de los cuerpos, aunque su título italiano es más específico, a saber, Discurso acerca de las cosas que están sobre la superficie del agua, o que en ella se mueven.  Con anterioridad había redactado un texto sobrre el movimiento, De motu, y dos sobre mecánica o las máquinas simples, uno breve y otro más extenso.  Pero no fueron publicacos sino que circularon de manera manuscrita.  Serán publicados posteriormente.

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Materia y fuerzas en el Opus Postumum de Kant (II)

*Guillermo Coronado

En este punto, cabe resaltar una ulterior profundización de la crítica al enfoque mecanicista imperante en ese entonces y que lleva a enfoques alternativos del tipo de Leibniz o Roger Boscovich, en su Teoría de Filosofía Natural( 1763), aunque ninguno tomado en su textualidad.  En el primer caso renace la importancia de lo orgánico o el todo de lo vivo sobre la suma de las partes del compuesto inorgánico.  En el segundo, la copresencia de la atracción y la repulsión como dimensiones fundamentales de las fuerzas básicas.

En consecuencia se distingue entre vis viva y vivifica: “La fuerza viva, vis viva (por impacto) debe ser distinguida de la fuerza vivificante (vis vivifica).  Esta última [va] en un sistema del mundo aparte; su fuerza de generación es quizá la causa de plantas y animales”(102). “La vis viva no es fuerza vital, no es orgánica sino mecánica, y sin embargo, cabe representarse también a la fuerza mecánica por analogía con lo orgánico, y también al contrario”(168).    

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Materia y fuerzas en el Opus Postumum de Kant (I)

*Guillermo Coronado

Trataremos, en esta perspectiva (1), de reproducir y comentar brevemente algunas de las reflexiones kantianas sobre el tema de la materia y las fuerzas, según sus manuscritos incorporados en la Primera parte, capítulos 1 a 4, del texto Transición de los principios metafísicos de la ciencia natural a la física. Opus postumum, (página 71 a 315). (2)

Esta primera parte de la obra de Kant se titula: Sistema elemental de las fuerzas motrices de la materia, y sus respectivos capítulos son: Hacia el establecimiento de la física (71), Caracteres generales de la materia (96), Tópica de las fuerzas motrices de la materia (124) y Demostración de la existencia del éter (181).  

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